La oleada de derechización que hemos venido observando en Europa en los últimos años, definitivamente, ha llegado a España. La concentración en la plaza de Colón (Madrid) en febrero de 2019, fue la muestra que abrió la radicalización y la politización que en su disputa por los votos del como cada uno define, “centro derecha”, ha desembocado en una lucha dividida en tres tendencias que se disputan el territorio español y se creen con derecho de propiedad del Estado, como son PP, Cs y Vox, que claramente sin la máscara democrática son los auténticos herederos del franquismo y el nuevo “FASCISMO MADE IN SPAIN”.
Es muy importante para los ciudadano y ciudadanas, y sobre todo para la clase trabajadora, entender de qué estamos hablando, cual es la naturaleza tienen esos movimientos “neo-nazi-fascistas” y por qué están resurgiendo.
Si los partidos de izquierdas y los/as trabajadores/as no tenemos una visión clara de lo que esos movimientos ultras significan, será harto difícil combatirlos, pararlos y finalmente derrotarlos de manera efectiva y democrática. La clase trabajadora debe prepararse para luchas futuras no muy lejanas, contra esos movimientos que representan los primeros pasos del fascismo en ascenso pues son sumamente peligrosos.
El sistema capitalista se desarrolló a partir de la decadencia del feudalismo. Aunque con las manos manchadas de sangre, fue un sistema progresista que trajo un relativo progreso, aunque de forma muy desigual al polarizar la sociedad creando unas islas de riquezas rodeadas de océanos de pobreza.
Tanto en las crisis como en los auges, el capitalismo necesita beneficios, anteponiéndolos al bienestar de la persona y reduce a la clase trabajadora a un estado de empobrecimiento brutal. No puede proporcionar ninguna solución definitiva al problema del paro, la vivienda y demás derechos y no garantiza el “Estado de Bienestar”.
Para combatir a la clase trabajadora, fomentan una fuerza superior para someter y explotar a las masas. Rememoran constantemente a la Dictadura Militar , como la que implantaron los fundadores de esos partidos arriba mencionados, despreciando y negando el relato histórico de los efectos de aquella Dictadura del millón de muertos y los 115.000 fusilados por pensar de forma diferente al régimen, que yacen todavía en las cunetas por causa del golpista Franco, que algunos siguen y añorando, con la aquiescencia del clero fascista y el repudio de millones de creyentes, agnósticos y ateos que lo consideran una aberración.
Es importante comprender que el fascismo representa y se nutre de un movimiento de la clase media empobrecida y desilusionada tras recesiones largas, expresará sus aspiraciones y sus necesidades, luchando a través de las organizaciones existentes y, si no les sirven, crearán otras más a la izquierda sobre la marcha, porque su condición social crea su conciencia de clase y la miseria, el hambre y la represión son malos consejeros.
La clase media se encuentra a mitad de camino, votando unas veces a unos partidos y otras a otros. Si pasado un tiempo de crisis no encuentran soluciones a sus problemas, sino que se agravan, una vez someten a prueba a los Partidos de derechas y los Partidos de izquierdas, en última instancia vuelve hacia la clase capitalista y muchos de los burgueses cabreados y radicalizados se convierten en los principales pilares del movimiento fascista, que tiene recursos para comprar voluntades y les promete que amordazando al movimiento obrero, pronto podrán resurgir y vivir de nuevo de la explotación de las masas, continuando sus robos y saqueos, soñando con un Partido Único y propio del “ordeno y mando”.
Los capitalistas buscan una salida a su situación, provocada por la crisis capitalista, mediante la destrucción de las organizaciones de clase del movimiento de las izquierdas, tanto sociales, sindicales como políticas.
El manifiesto pactado por Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal para expresar su comunión ideológica, y leído en la concentración de Colon, combinaba técnicas de desinformación basadas en presentar hechos falsos como si fuesen verdaderos, así surge el racismo, la xenofobia, la negra reacción que avanza con consignas de “Una España Grande otra vez”, creciendo los partidos de extrema derecha.
Los movimientos “neo-nazi-fascistas”, han surgido para aplastar a las organizaciones y partidos de clase, empiezan a coordinarse, financian grupos, fomentan la unidad y como ya dijo Aznar, llegan a la conclusión de que PP, Cs y Vox, tienen ideas comunes, como incluso declaró Casado, deben buscar un acercamiento que es lo mismo que resucitar a la CEDA, que aglutinó a todas las derechas en los años 30. Ahí reside la ideología del fascismo actual
La izquierda debe oponerse a esos elementos antidemocráticos, con la profundización de la democracia, una nueva victoria del fascismo conduciría a que el capitalismo financiero coja directamente en sus manos el aparato represor del Estado, aplicando brutalmente desde sus inicios, lo que ya plantearon, empezando por la invasión y el aplastamiento del pueblo de Cataluña.
Si se les dejara, esos elementos proponen tomar en sus manos el control centralizado de la Educación, la Sanidad, los Servicios Sociales y demás derechos de las Comunidades Autónomas, que serían cerradas, como han venido planteando los más carcas y ultras de esos neofascistas violentos. También ilegalizarían o aplastarían a los sindicatos y partidos obreros e incluso querrían darles un “paseo” a los más izquierdosos.
Plantean el aplastamiento total de las fuerzas sociales y con sus campañas mediáticas están llevando a la sociedad a un estado de apatía completa, fomentando el miedo y ensuciando el clima político para que las masas sigan asqueadas y desemboquen en la abstención que beneficia a las derechas, radicalizándolas para provecho propio.
La experiencia histórica junto con algunas personales, los que tuvimos que luchar en la transición contra el franquismo, nos ha hecho comprender que no es posible legislar contra el fascismo desde el punto de vista democrático, si no estamos dispuestos a acabar con el modelo que lo genera, que es el capitalismo.
Es a través de la clase trabajadora organizada y con una política firme y militante de lucha contra el fascismo, como seremos capaces de neutralizar eficazmente la amenaza que esos elementos representan para la paz y el bienestar de la humanidad. En última instancia, debemos tener como objetivo la superación del sistema capitalista, que es el que produce el fascismo, con todos sus horrores y represiones contra la clase trabajadora y los pobres.
La clase trabajadora en su lucha por la democracia nos exige seguir avanzando hacia la transformación socialista de la sociedad, como el único medio de garantizar la derrota decisiva de ese monstruoso sistema que defienden PP, Cs y Vox, que dejó su profunda huella en el Golpe de Franco y en la II Guerra Mundial, lo que históricamente demuestra que el Capitalismo es horror sin fin y que es incapaz de resolver los problemas sociales y territoriales, sino que los agravan hasta el límite del exterminio de la Humanidad.
Rubén Ballesteros Martín