IU Sevilla se congratula de la mejora de los datos del paro registrado en la provincia en mayo, fruto de la recuperación de la actividad económica a raíz de la mejor evolución de la pandemia.
Para el coordinador de IU Sevilla, Manuel Lay, “El escudo social desplegado durante la crisis sanitaria, a pesar de algunas carencias y dificultades, ha demostrado que pueden generarse políticas de protección distintas a las que se aplicaron en la crisis del 2007, y que esas políticas generen también una recuperación más justa. En este sentido, la bajada del paro en 6.084 personas es una buena noticia, al igual que la subida de la afiliación a la Seguridad Social".
Dentro de lo previsible, las mejores cifras las ofrecen el sector servicios y el colectivo sin empleo anterior. Afortunadamente, esta bajada del paro en nuestra provincia es, porcentualmente, mayor que la media estatal en lo que va de año, si bien no debemos olvidar que aún hay 30.000 personas que permanecen afiliadas pero en ERTE total o en régimen de autónomos en cese. Con todo, contamos con 221.867 demandantes de empleo, aún muy por encima de los meses previos a la declaración del estado de alarma, cuando esas cifras rondaban los 193.000 desempleados/as. Además, cabe recordar que nuestra provincia cuenta con pueblos y ciudades que lideran las tasas de paro y las de menor renta por habitante en España. Por ejemplo, Alcalá de Guadaíra se sitúa en el quinto puesto de los municipios con mayor tasa de paro (25,9% en un ranking cuya octava posición también se encuentra Dos Hermanas (24,6%).
Según Lay, “el núcleo del crecimiento económico en nuestra provincia pivota en torno al turismo, la hostelería y las actividades recreativas, a las que se han unido la recuperación de la construcción y las inmobiliarias en los últimos años. Trabajos muy precarizados, con contratos de corta duración y vulnerables ante cualquier crisis. Por eso creemos que un cambio en la estructura económica del empleo, donde tuviera más peso la industria manufacturera, las actividades profesionales y técnicas, la educación y, sobre todo, la sanidad y los servicios asistenciales, contribuirían a una mayor calidad de las condiciones laborales, menor precariedad y temporalidad y, por tanto, reduciría las desigualdades y nos permitiría acometer futuras crisis en una mejor disposición”.