Moción presentada y aprobada por nuestro grupo en Diputación de Sevilla, con el apoyo del PSOE y el rechazo del trifachito. Texto íntegro.
La pandemia provocada por la Covid ha desatado una crisis a escala mundial que, en su vertiente sanitaria, ha permitido constatar la necesidad de contar con sistemas de salud pública robustos que puedan hacer frente a la atención requerida por la población. Disponer de personal suficiente y de recursos materiales apropiados garantiza, junto a la calidad asistencial requerida por la ciudadanía en condiciones ordinarias, que en circunstancias extraordinarias también estemos en disposición de ofrecer una respuesta sanitaria adecuada.
Si bien la Covid y su evolución marca cualquier análisis de la situación actual y de las previsiones de cara al futuro, algunos de los problemas que han condicionado la gestión sanitaria de la pandemia eran anteriores a su inicio y sobradamente conocidos. El Sistema Andaluz de Salud llegó a la pandemia debilitado, acumulando carencias muy importantes y que ya se dejaban sentir en la percepción que sus usuarios y usuarias tenían de la atención recibida. El personal sanitario, su excelente preparación y su profesionalidad compensaba las deficiencias en gran medida, pero el malestar precovid ya era generalizado. La pandemia ha mostrado con dolorosa precisión los límites de un sistema que ni antes ni a partir de ahora puede funcionar gracias al sobreesfuerzo de los hombres y mujeres que trabajan en él.
Cinco olas han dado para errar y para acertar. Al inicio de esta crisis formidable el desconcierto y la ausencia de precedentes o protocolos válidos provocó decisiones gubernamentales muy poco afortunadas que sin embargo fueron asumidas con comprensión por la ciudadanía. Pero el conocimiento acumulado en este tiempo, especialmente el adquirido a consecuencia de los errores cometidos, permite extraer conclusiones cuya traducción en nuevas medidas ya debería haberse producido. De todas ellas hay dos muy destacables. Por un lado, el binomio falaz entre salud y economía. La recuperación económica y social no es posible sin una contención sostenida en el tiempo de la pandemia y por tanto sin la superación de la crisis sanitaria. De otro lado, la apelación constante al gobierno central para justificar las equivocaciones o para responder a las críticas ciudadanas, ha derivado unas veces en inacción del ejecutivo autonómico y otras en precipitación.
Así, el proceder del gobierno de la Junta ha cambiado según conviniera que el gobierno central afrontara el posible desgaste de las medidas más controvertidas en los momentos más duros, o si por el contrario era posible aspirar a apuntarse el tanto anticipando para Andalucía decisiones socialmente bien recibidas. Si a este desatino sumamos la obsesión política, y presupuestaria, del gobierno de Moreno Bonilla por impedir que los aportes económicos y personales extraordinarios vinculados a la pandemia se conviertan en permanentes, estamos ante los elementos más relevantes que impiden confiar en el imprescindible refuerzo de la sanidad pública en nuestra tierra.
En ese contexto la situación de la Atención Primaria es la más preocupante. Por mucho que el anterior ejecutivo trazara una estrategia para su mejora, renovada y anunciada por el actual, este sigue siendo el gancho más débil de la cadena. El cierre a cal y canto de la atención presencial, su supuesta apertura centralizando en ella sus cometidos habituales más los requeridos por el seguimiento de la pandemia, los rastreos o la vacunación, ponen en evidencia que más allá de los discursos, no hay una toma de conciencia suficiente sobre la importancia de la Atención Primaria y su capacidad de diferir el beneficio a todo el sistema si se trabaja por su buen funcionamiento.
Mermada tras más de una década de recortes y deterioro paulatino, la AP se ha enfrentado a esta crisis sin que en ningún momento se haya visto reforzada. Ni en los momentos de mayor presión padecida por los hospitales y sus UCIS, ni cuando las tareas de detección precoz y rastreo son imprescindibles para clarificar las cifras de contagios y ofrecer datos objetivos sobre los que adoptar las decisiones más convenientes.
Solo supeditando la acción del gobierno andaluz a la estrategia electoralista de la derecha a nivel estatal, se puede retorcer la realidad al punto de seguir defendiendo una evolución positiva del sisma sanitario público andaluz en general y de la Atención Primaria en particular. Dejando a un lado la publicidad y la propaganda, no ha habido contrataciones estables para atender a la ciudadanía en los Consultorios y Centros de Salud. Los rastreadores han brillado por su ausencia, en ningún momento se ha contado con un cuerpo específico para realizar un trabajo serio sobre la trazabilidad de cualquier brote con el objetivo de intentar evitar el contagio comunitario. De hecho, cuando éstos se han dado, se ha tratado de ocultar; como en el caso de la Costa del Sol a finales del verano pasado, con una burda maniobra para no asumir la responsabilidad pública de estar supeditando las decisiones sanitarias a una desescalada que buscaba alargar al máximo la temporada estival.
Los Centros y Consultorios de Salud permanecen ajenos a la relajación de las restricciones que se van aplicando fuera del sistema sanitario. Siguen imperando las consultas telefónicas, las presenciales son con cuentagotas y aún hoy en día es muy difícil obtener una cita con una demora por debajo de diez o quince días. Se está normalizando una lamentable imagen de colas, en no pocas ocasiones de horas, a las puertas de los Consultorios y Centros de Salud para que las personas que lo requieren puedan ser atendidas.
Los problemas de la Atención Primaria derivan claramente en un deficiente seguimiento de multitud de patologías o en un diagnóstico tardío de otras muchas. Esa falta de agilidad en la atención, la escasa y demorada presencialidad y las dificultades, en la obtención de citas provoca presión en las urgencias y paralelamente, viene ocasionando el crecimiento del aseguramiento privado. Andalucía es junto a Madrid la comunidad autónoma donde más ha aumentado el número de personas que han contratado algún tipo de seguro médico. Ambas situaciones son, a nuestro entender, inaceptables.
A todo ello hay que sumar que el gobierno andaluz ha vuelto a apostar en el verano por el mismo modelo fracasado de años anteriores, con un plan estival que ha cerrado parcial o completamente centros sanitarios, y camas o quirófanos en los hospitales. A pesar de la quinta ola de la pandemia, sin atender al incremento de población de las muchas zonas andaluzas que aumentan su población por ser destinos vacacionales, y comprometiendo nuevamente la labor del personal sanitario, exhausto tras muchos meses excepcionales, se ha vuelto a optar por cubrir solo parcialmente al personal que disfrutaría de su merecido descanso. Esto ha complicado la atención sanitaria del verano y augura la sobrecarga de los próximos meses.
Como ya referíamos, el gobierno andaluz plantea una nueva estrategia para la Atención Primaria, y en el Parlamento andaluz se ha aprobado la creación de un Grupo de Trabajo para abordar la atención sanitaria que ya cuenta con los miembros designados por cada uno de los grupos parlamentarios. Sin duda será interesante el abordaje sereno de toda esta problemática y de sus repercusiones, así como la puesta en marcha de un paquete de medidas que afronte las dificultades con el objetivo de superarlas más allá de la coyuntura pandémica. Pero todo ello requiere un tiempo del que no disponemos y algunas cuestiones deben ser resueltas de inmediato.
Es urgente aplicar las lecciones que la Covid nos ha dejado y que todas decimos haber aprendido. Parar el debilitamiento progresivo de nuestro sistema sanitario es una prioridad que debe concretarse en la Atención Primaria. No habrá una recuperación efectiva del conjunto del sistema ni dignificaremos las condiciones laborales del conjunto del personal sanitario con estatuas y aplausos. A quienes nos cuidan y protegen les debemos un agradecimiento tangible con soluciones objetivas para problemas sobadamente conocidos. Y con el conjunto de la población también hay una cuenta pendiente. Quienes asumieron con generosidad que la atención de sus dolencias se postergaba para volcar los medios en la pandemia, ahora no comprenden que se relajen todas las medidas para el conjunto de las actividades económicas y sociales, pero siga siendo casi imposible que les atienda su médico/a o que se le realicen pruebas o intervenciones pendientes.
Por todo ello, el Grupo Adelante propone la adopción de lo siguiente:
ACUERDOS
PRIMERO. Instar a la Junta de Andalucía a que recupere de forma urgente la consulta clínica presencial en Atención Primaria en 72 horas y con 10 minutos por paciente, y para ello debe proceder a realizar 4000 nuevos contratos estables de personal facultativo, de enfermería y auxiliar.
SEGUNDO. Instar a la Junta de Andalucía a la disminución radical de las listas de espera, debiendo abrir los centros de especialidades y 20 hospitales públicos andaluces en horario de tarde (15h a 22h) con personal nuevo estable facultativo, de enfermería y auxiliar.
TERCERO. Instar a la Junta de Andalucía a poner en marcha auditorías sociales que investiguen la calidad asistencial real de los centros de medicina privada concertados por la Junta de Andalucía.
CUARTO. Dar traslado de los presentes Acuerdos a la Consejería de Salud y Familia y a la Presidencia de la Junta de Andalucía.
Vídeo: Respuesta de Antonio Valladares al portavoz del PP.